Y ella dijo...

"La ilusión mueve el mundo"

miércoles, 6 de mayo de 2009

Adicción a las jaulas


¡Qué bonito era cuando tenías todo el tablero de juego por descubrir! De repente te dejan sentado en un hábitat desconocido, el culo bien posado, las piernas desparramadas tal y como cayeron, los brazos muertos apoyados en unas sufrientes muñecas sin ánimo de cambiar de postura. Eres cómo una marioneta de hilos flácidos.



Te sentías que pertenecías a algún lugar...



Pasan los años y descubres todo aquello que te habían prometido... y más. Ves que puedes moverte cómodamente por el tablero, que cada avance es mayor que el anterior y que esto va a durar para siempre.

Pero de pronto, el moho. Marionetas mohosas que sobran hasta en su casa. Y a pesar de la evidencia, no se enteran. Poco a poco, el tablero infinito se convierte en jaula. Compruebas que los ciclos se repiten, lo quieras o no... Y que las marionetas esperpénticas siempre vuelven a aparecer para dar sus portazos y para hacerse oír con sus lágrimas de cocodrilo.



Y entonces ya no sientes ese lugar como tuyo... ¿qué nos queda entonces?

Te gusta enjaularte. Te gusta sentirte oprimido y hacer que todo a tu alrededor te ahogue. Porque esa es nuestra tendencia natural.



¿Realmente necesitamos sentirnos apegados a algún tablero hasta que se convierte en jaula?



Pero no te hundes porque ahora eres una marioneta hecha y derecha, que a cada ciclo vas archivando todos los tipos de moho que te has tenido que comer.





Así que... ¡más moho, por favor! ¡Y más jaulas...



...que ya no estoy sólo.

3 comentarios:

Flaura Ponte dijo...

Me ha gustado eso de convertir nuestro hogar en una jaula. Entonces huyes, echando pestes de la ciudad que te vio caer. Y entonces lo echas tanto de menos que tu vida en cualquier otro lugar se convierte en una puta mierda llena de nostalgia.

Eri Crapula dijo...

Todos somos marionetas, más o menos mohosas pero lo somos, yo prefiero decir que somos el mayor parásito y problema del planeta y de nosotros mismos, claro que algunos me tacharían de sociópata y/o misántropa.

Somos todos un aglomerado de cobardes. De ahí las jaulas.

Anónimo dijo...

La ilusión mueve el mundo...
La cultura que no puede distinguir entre realidad e ilusión, muere.